La apuesta del Gobierno socialista portugués por la fuerte subida de impuestos indirectos para recaudar dinero de forma desesperada se ha traducido en un descontento popular por los altísimos precios de los carburantes. Tanto es así que los camioneros cumplieron su amenaza y pasaron a repostar en España con un menor coste.
La situación hizo saltar las alarmas y el ministro de Finanzas, Mário Centeno, trató de convencer a los transportistas para que pagasen sus impuestos en el país vecino. Como no lo consiguió, ahora se ha visto obligado a recular: desde este 15 de septiembre, el gasóleo para vehículos de gran tonelaje desciende 13 céntimos el litro en cuatro zonas limítrofes. Conclusión: se iguala a lo que cuesta a este lado de la frontera.
Los camioneros, por tanto, han obtenido una pequeña victoria con esta medida, que se aplica ya en Quintanilha (cerca de Zamora), Vilar Formoso (Salamanca), Elvas (Badajoz) y Vila Verde de Ficalho (Huelva).
Se trata de los puntos más frecuentados por los portugueses para sortear el incremento ahora anulado. De momento, no queda constancia de que la iniciativa se pueda extender a las proximidades de Galicia.
Sobre el papel, se pone fin así a la 'rebelión' de los transportistas, hartos de soportar los anhelos recaudadores al alza del Ejecutivo liderado por el primer ministro António Costa.
Por ahora, la iniciativa ofrece un cariz experimental, en vista de que ha de transcurrir un tiempo para comprobar si el plan tiene éxito de aquí al final de este 2016. En ese caso, tal vez se prolongue al resto del país y no sólo se circunscriba a los camiones de más de 35 toneladas.
De hecho, se cita en el horizonte al transporte público y a los taxistas como beneficiarios de la supuesta prórroga. Los menores ingresos adscritos pueden compensarse con una subida de los índices de consumo, tal es la esperanza del Gobierno socialista.
Alexia Perez RA