Olvídese del sol de España, de las muchas playas en su extensa costa y de su generosa gastronomía y amplio patrimonio cultural. ¿Qué queda? Amén de otras cosas, ¿un buen panorama de compras? Pues parece que sí.
Aunque todavía muy lejos de Francia o de Alemania, el turismo de compras en España ocupa un nada despreciable quinto puesto a nivel europeo . Copa el 8% de los ingresos a nivel internacional, frente al liderazgo francés con el 23%. Y, sin embargo, aunque nuestro país no ha escapado a la crisis, ha sufrido un descenso menor de las visitas de los turistas de compras que las naciones a la cabeza de la lista.
Según el primer operador de 'tax free', Global Blue, las ventas libres de impuestos en 2016 crecieron un 2%, mientras caían un 18% para nuestro vecino del norte y un 19% en Alemania. Pero aunque hubo un 7% más de transacciones, su informe Impacto del nuevo orden mundial en el turismo de compras recoge que el ticket medio de las compras de los que nos visitaron de fuera de la Unión Europea (países con 'tax free') cayó un 4%.
Junto a España, el Reino Unido es de los pocos países que recientemente ha registrado crecimientos en las compras de turistas. En concreto, un aumento del 14%, que en este caso se ha debido a la devaluación de la libra tras el anuncio del Brexit. Para España, por su parte, un factor clave del crecimiento han sido los visitantes rusos. Grandes compradores, sus llegadas se han recuperado gracias a un incremento del 25% de su poder adquisitivo por la subida de la cotización del barril de Brent y su impacto sobre el valor del rublo.
«Los ingresos por compras de los turistas crecerán a doble dígito, es decir, por encima del 10% este año», según predice el director de Global Blue, Luis Llorca. Pero potenciarlos es esencial.
El turista más deseado en el segmento de las compras es el de larga distancia. Sería importante que «la política española pusiese más el foco en él o se ampliasen las partidas presupuestarias para abrir más oficinas de turismo en países lejanos, por ejemplo». «Es el que aporta más gasto y genera más riqueza en destino, empleo e impuestos», añade.
Según el director del operador comercial, este turista muestra mayor predisposición a gastar en transporte, en alojamiento y en 'retail' (moda, etc), simplemente «porque el presupuesto que maneja para este tipo de viaje es más elevado». De hecho, en el primer trimestre de 2017 se invirtió de media en cada compra 545 euros, lo que supone que su gasto se ha incrementado un 42%, según datos del operador. Pero lo más importante es que «los turistas de larga distancia (por sus calendarios y religiones ) tienden a viajar en otras épocas» que no coinciden con las vacaciones en España. Esto supone que es turismo desestacionalizado; una de las aspiraciones del sector.
Sin embargo, pese a los avances, el turismo de compras corre un riesgo: está muy concentrado en unas nacionalidades concretas. Rusos y chinos, juntos, aportan ya a España el 41% de los ingresos por compras de turistas. «El viaje es una actividad muy marcada por la disponibilidad de renta», y el hecho de que la economía china se resintiese el año pasado, sumado al cambio en su regulación sobre importaciones -las gravó con aranceles más altos sin pensar en la repercusión para los turistas-, afirma Llorca, produjo un detraimiento de los viajes.
Por ello, «cuanto más atomizado esté el turista de compras, mejor. Si es de muchas nacionalidades, se diluyen los riesgos» de padecer una bajada si un país reduce sus visitas a España.
La situación actual, no obstante, es de mayor concentración. Pero, de momento, el efecto causado por la economía china ha desaparecido, y estos turistas están volviendo. Lo han hecho en especial durante el año nuevo chino en el primer trimestre, cuando los ingresos por sus compras experimentaron una subida de más del 40% y el ticket medio se situó en 1.000 euros. Hoy nos visita medio millón de chinos al año. Pero las posibilidades que entrañan para el turismo español son «infinitas», destaca Llorca, máxime teniendo en cuenta que vienen de forma generalizada sólo desde hace unos cuatro años y que el mercado potencial son 1.200 millones de ciudadanos.
En el caso de los rusos, su gasto medio hasta marzo fue de 500 euros, mientras que los estadounidenses también aumentaron su poder adquisitivo en un 52%, gracias a la fortaleza del dólar frente al euro.
Aun así, el turismo de compras es un turismo de ciudades, no de países, recuerda Llorca. Y en esto Barcelona se sigue llevando la palma por la gran afluencia de extracomunitarios, y pese a que sus comercios no abren los domingos. Madrid, por su parte, se hizo con el 28% de los ingresos por 'shopping' hasta marzo (tres de cada diez euros), frente a la Ciudad Condal que, con el Mobile World Congress, se granjeó más de la mitad del total.
Pero, ¿cómo fomentar la presencia de nuinflacion en europa dibujoestro país en este circuito turístico sin que sea un simple fenómeno coyuntural? El director de Global Blue pone el foco en dos medidas dependientes de la Administración y que conciernen a la devolución del IVA.
«La digitalización del sistema de 'tax free'» es clave. La Agencia Tributaria comenzó hace un año el proceso de devoluciones por vía telemática, pero «el futuro inmediato está en que todas las validaciones de los tickets de compra sean digitales», afirma Llorca. Así, la gestión podría realizarse en cualquier momento y a través del móvil.
Para Global Blue, el principal pilar para mejorar el posicionamiento de España en el turismo de compras es erradicar o rebajar el límite mínimo para la devolución del IVA a los turistas extracomunitarios. Marcado en 90,15 euros, «su eliminación sería beneficiosa, pues produciría una expansión de la demanda en el sector comercial que oscilaría entre los 87 y los casi 130 millones de euros», asegura.
Esta medida «ayudaría en especial al comercio más local, pequeño y mediano, donde es más difícil que el ticket medio llegue a esa cantidad», recalca. «Están en desventaja competitiva frente a las grandes cadenas y tiendas de lujo a la hora de acceder a los beneficios que los turistas dejan en España». E incluso «fomentaría las ventas de productos de fabricación nacional, particularmente atractivos para los turistas, como calzado, moda, gafas de sol o juguetes», generalmente por debajo del mínimo de los 90 euros.
Mª Clara Del Pozo Masero 4ºA
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