Si Robin Hood levantara la cabeza se quedarían atónitos de cómo están cambiando los tiempos. En Portugal se va a usar el dinero de la caridad para salvar un banco. La Santa Casa de Misericordia, primera institución benéfica del país, destinará la quinta parte de sus activos, unos 200 millones de euros, para conseguir el 10% del Montepío, el último banco con problemas de Portugal. La extraña inversión, calificada por las agencias de rating como “especulativa” y “basura”, no ha levantado la más mínima crítica de la clase política, de la derecha a la extrema izquierda, que han pasado de rondón sobre tan delicada situación.
El actual presidente de la Santa Casa —que tiene el monopolio del juego en Portugal y un infinito fondo inmobiliario— declara que su inversión se hace “con alguna tranquilidad” en un banco que tiene “alguna solidez”.
De momento todas las sospechas lanzadas provienen de ex. El ex ministro Bagão Félix dispara con bala: “Ya sabíamos que la Casa, de santa, no tenía mucho, pero ahora de Misericordia pasará a Banquera”.
Ángel Méndez - 1º Bachillerato
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