La economía portuguesa crece hoy por encima de la media de la Unión Europea y de la zona euro, apoyada en un fuerte crecimiento de la inversión y las exportaciones. El paro se encuentra en niveles de antes de la crisis, y la tasa de empleo crece de forma robusta. Los déficit presupuestarios están en mínimos de las últimas cuatro décadas; mientras, la balanza de pagos por cuenta corriente se ha mantenido en superávit en los últimos seis años.
Pero hace pocos años Portugal se enfrentaba a una profunda recesión, que siguió a una década de crecimiento débil y acumulación de desequilibrios graves, tanto internos como externos. La caída del empleo, el paro y la emigración fueron las principales consecuencias sociales. Las restricciones a la financiación llevaron a una fuerte recesión.
En 2014 y 2015 surgirían señales de recuperación, que se mostraron débiles y efímeros. Portugal pasaría página en la segunda mitad de 2016, cuando el crecimiento llegó al 1,6% a finales de año, y aceleraría hasta el 2,7% en 2017, con un alza del 9% en la inversión y un 7,9% en las exportaciones. El empleo creció un 3,5% a finales de 2017 y el paro cayó al 8%. Todo esto, con crecimiento salarial y reducción del porcentaje de empleo precario. Tras seis años consecutivos de regresión, el número de empleados ha vuelto a aumentar desde finales de 2016.
Ángel Méndez - 1ºBachillerato
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