El precio de las casas portuguesas ha aumentado en un 18% desde el año pasado en la capital, pero incluso más en Alfama. Sus casas se han vuelto muy demandadas por los europeos y están desalojando a los auténticos propietarios sin edad ni dinero para mudanzas.
Los vecinos tienen miedo de abrir el buzón por si encuentran una carta en la que se les anuncia la subida del alquiler o el precio de compra del inmueble, en un día 16 familias recibieron dicha carta.
Los fondos inmobiliarios compran no ya edificios, calles enteras y esperan al fin de los contratos o a que las casas se caigan de viejas.
Lo que no se le puede achacar al primer ministro portugués es la falta de reflejos, pues a partir de ahora los mayores de 65 años no pueden ser desalojados de sus casas, tampoco los que lleven más de 25 años ni las personas con problemas de movilidad.
Andrea Olivera - 1º Bachillerato
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