Desplegar
la infraestructura necesaria para que circulen de cuatro a seis
millones de vehículos eléctricos por el país en 2030 exigirá una
inversión acumulada de 2.700 a 3.500 millones de euros. Con ella se
podrían instalar más de 100.000 puntos de recarga urbanos y otros
8.000 rápidos y superrápidos en las principales carreteras y
autopistas.
Deloitte
Monitor presentó este lunes en el Club Español de la Energía el
informe La contribución de las redes eléctricas a la
descarbonización de la generación eléctrica y la movilidad, que
analiza con detalle los costes y los factores clave para el
despliegue de vehículos eléctricos hasta el año 2030.
Según
el documento, hasta el final de la próxima década será necesario
invertir de 30.000 a 35.000 millones para alcanzar el objetivo
previsto por el Gobierno de que un 35% del consumo energético del
país sea renovable, gracias a una demanda de electricidad que
debería ser un 20% mayor que la actual.
A
pesar de esta evolución,hay otros elementos adicionales que debe
tenerse en cuenta para facilitar el despliegue de la infraestructura
de recarga.
En
primer lugar se refirió a las actuaciones en las viviendas. No hay
problemas técnicos y con una buena recarga nocturna podría no ser
necesaria una nueva acometida eléctrica -unos 7.000 euros para un
parque de 40 vehículos-, pero indicó que es necesario reformar la
ley de propiedad horizontal: sus actuales disposiciones frenan la
ampliación de las acometidas, porque los vecinos sin interés pueden
vetarlas y no está claro quién debe asumir el coste.
En
los centros de trabajo, por el contrario, sí será necesario ampliar
las acometidas para las recargas diurnas, simultáneas con franjas
horarias de relevante consumo eléctrico. El coste, para 50 puntos de
recarga, alcanzaría los 8.000 euros.
Y
finalmente,a precios de 2018, el coste total del punto de recarga
ocasional, de 22 kW, oscila entre los 18.000 y los 24.000 euros,
mientras que el punto de recarga rápido, de 150 kW, oscila entre los
295.000 y los 410.000 euros, unos valores que "hacen difícil
que los promotores de recarga puedan recuperar los elevados costes
fijos", esto es, los eléctricos y la inversión inicial de la
infraestructura, que superan el 70% del total.
Durante
el debate posterior a la exposición de Amores quedó patente que el
negocio de la recarga eléctrica es inviable a corto y medio plazo si
no se produce, como mínimo, un cambio en la estructura de los peajes
eléctricos. Varios de los participantes revelaron los precios de sus
recargas -unos ocho euros- y puntualizaron que no consigues obtener
beneficio.
Claudia Balsas 4°A
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