Esta medida permitirá a una coalición pro-europeísta llevar a votación una serie de planes alternativos al de May, ya rechazado dos veces por el Parlamento.
Entre las posibles opciones, un segundo referéndum, una salida sin acuerdo, una unión aduanera, el plan de May o cancelar el Brexit.
La primera ministra se mostró "escéptica" ante la posibilidad de que surja algún tipo de Brexit diferente y dijo que, aunque saliera, ella se negaría a negociar un plan que no estuviera en el programa electoral en el que se presentó en las últimas elecciones. En otras palabras, dijo que, o el Parlamento acepta su plan, o ella ignorará lo que aprueben.
Entre sus argumentos, May señaló que la Cámara había rechazado ya todas las otras opciones alternativas, gracias en gran medida a que ella había impuesto la disciplina de voto en su partido en contra de cualquier cosa que no fuera su plan. La diferencia esta vez, apuntan desde la oposición, es que el voto será secreto y en papeleta, por lo que May no podrá controlar lo que votan sus diputados. De ahí la esperanza a que alguna opción obtenga la mayoría.
Como última opción, May propuso al líder laborista, Jeremy Corbyn, votar por separado el plan de salida y el proyecto de relación futura.
¿Qué va a pasar? Nadie lo sabe. Pero si los diputados toman el control esta noche, aumentará la presión para que May cambie de postura. Si no, tanto la moción de censura como las elecciones están sobre la mesa. Y, si nadie se mueve, la UE podrá dejar caer sin acuerdo al Reino Unido el próximo 12 de abril.
Silvia Montes 4ºA
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