La persona que quiera usarlas tendrá que avisar primero a los responsables de las instalaciones, como ocurre ya en la hostelería, que los clientes, antes de sentarse en una terraza, tiene que pedir permiso al camarero para que proceda a desinfectar mesas y sillas.
Ya no valdrá, por tanto, lo de llegar a la playa y tumbarse bajo la primera sombrilla que uno vea.
El gestor de la playa (normalmente son los ayuntamientos, aunque algunas dependen de la dirección de Costas) elaborará un plan de contingencia para determinar cuál es la capacidad de la misma y, en función de ello, determinará la cantidad de personas que pueden estar en ella. Para valorar el aforo se tendrá en cuenta las características de la playa. Por ejemplo, si tiene mareas tendrá menos capacidad, pues a una determinada hora habrá menos espacio para los bañistas.
CÓMO CALCULAR EL AFORO
Una manera para definir la capacidad de la playa, por ejemplo, es dividir la superficie total entre la distancia mínima de seguridad que Sanidad dice que tiene que haber entre las personas o grupos.
En la playa tendrá que indicarse cuál es el aforo máximo mediante cartelería o megafonía Para vigilar que no hay más gente de la permitida, se reforzará la seguridad o incluso se controlará con drones. También se vigilará que se respeta la disancia de seguridad a la hora de entrar y salir de la playa, para evitar colapsos. "Se establecerán entradas y salidas diferenciadas en las playas con el fin de asegurar la distancia interpersonal", dice el texto. Si se sobrepasa el aforo permitido, hay bañistas que se quedarán fuera.
Celia Pericás 4ºA
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