En el momento de mayor prosperidad de la historia de la humanidad incluso Gran Rendimiento mediante, el 71% de quienes están en edad de trabajar tienen empleo el mercado de trabajo emite señales todo menos esperanzadoras, con un estancamiento "persistente" de los sueldos. Entre 2000 y 2018, el salario medio en este ramillete de economías abarca a prácticamente todos los países de la OCDE, entre ellos Estados Unidos y buena parte de Europa Occidental, creció a un ritmo anual de solo el 0,7%, frente a un alza del PIB del 1,6%. En dos países, Grecia y Portugal; los sueldos llegaron a disminuir (-0,2% en ambos casos) y en España avanzaron un mínimo 0,2% nominal, en buena medida por lo sucedido en el periodo precrisis: después del estallido de la burbuja, la devaluación salarial hizo de las suyas.
Casi siete de cada 10 hogares del bloque de países analizados han visto como sus ingresos se mantenían estables o disminuían en términos reales (inflación incluida). Y, en paralelo, la tasa de pobreza relativa crecía: si en el año 2000 el 11% de los trabajadores ingresaba menos de la mitad del ingreso mediano, en 2016 esa cifra ya había escalado hasta el 13%. Para entonces 14 millones de personas estaban por debajo de ese umbral en el grupo de países analizados, que suman casi el 60% del PIB global.
La tecnología, automatización y globalización han traído resultados favorables a nivel agregado, han contribuido al crecimiento económico y, en algunos casos, han creado nuevos empleos y oportunidades, beneficiando directa e indirectamente a algunos.
Auge de la temporalidad en el empleo Entre 2000 y 2018, el empleo total creció un 2,7% en el bloque de países analizados, pero la distribución fue muy desigual: mientras los contratos a tiempo parcial subieron un 4,1%, los de tiempo completo cayeron un 1,4%.
"Las nuevas oportunidades han beneficiado a los trabajadores con muchas habilidades y bien pagados, y a los que menos habilidades y peores salarios tienen, siempre respecto a la media". Los que estaban en ese término medio, tanto en sueldo como en capacidades, han sido los peor parados.
Lidia Mª Núñez Salgado 4ºA
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