Papá Noel dejó esta Nochebuena en las cancillerías europeas un regalo, que no por esperado, parecía ya prácticamente imposible: un acuerdo comercial entre la Unión Europea y Reino Unido, para evitar un Brexit duro. Un documento que, según diversas fuentes, tiene más de 2.000 páginas y una complejidad nada desdeñable. Ahora los 27 tendrán que estudiarlo, darle su bendición junto a sus respectivos parlamentos nacionales, la Eurocámara y, en el lado británico, la siempre sorprendente Westminster. En resumidas cuentas, las compañías británicas y europeas podrán seguir comerciando bajo las mismas condiciones que hasta ahora, sin los temidos aranceles ni cuotas a la importación. Sin embargo, ambas exsocios han diseñado un mecanismo de vigilancia mutuo - el Consejo de Asociación Conjunto- y de represalias «intersectoriales» - la imposición de aranceles, por ejemplo- en el caso de que, por ejemplo, Reino Unido optara por apoyar a determinados sectores o rebajar sus exigencias fiscales para atraer inversiones.
Andrea Rodríguez 4ºB
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