El incremento exponencial del renting y leasing de vehículos que se ha registrado en España en los últimos cinco años está generando un efecto inesperado en las ciudades donde esta fórmula se ha implantado con más fuerza
el impacto en el impuesto de circulación de las grandes ciudades donde operan buena parte de estos vehículos ha sido muy reducido.
Es más, los Ayuntamientos de Barcelona y Valencia, las capitales de las comunidades autónomas que acumulan el 40% de los clientes del renting, han detectado una pérdida de la recaudación aunque el número de vehículos que circulan por ambas ciudades no ha menguado en la misma cantidad.
Las dos ciudades atribuyen esta situación al aumento del renting y leasing, ya que las empresas buscan municipios con una menor presión fiscal para matricular su flota aunque su uso vaya a producirse, principalmente, en otras ciudades. Los técnicos de la Concejalía de Hacienda de Valencia, de hecho, ya han constatado la fuga de matriculaciones hacia otras localidades para eludir los mayores impuestos que se dan en las urbes más grandes, según explica el concejal Borja Sanjuán.
"Es un fenómeno relativamente nuevo porque antes la matriculación estaba vinculada a la residencia del propietario del vehículo. La situación cambió con las empresas de alquiler, que buscaban los mayores beneficios fiscales y matriculaban sus flotas en municipios con impuestos más bajos
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