Empezó poco a poco. Junto a su hermano Íñigo Colomina y dos de sus amigos del colegio José María Hernanz y Darío Areitio, este último ya no es parte del proyecto, realizaron una prueba piloto en la que ofrecían a amigos y familiares confeccionar camisas a medida. Una vez confirmado el éxito de la idea, en 2012 crearon La Fábrica de Camisas y fueron puerta por puerta para darse a conocer.
Convencido de que la tecnología marcaría la diferencia, contrató a una empresa para que creara un software que controlara todos los aspectos de la compañía: desde la captación de la orden y el monitoreo de un pedido, hasta las medidas de un cliente, sus gustos y los artículos que ya compró con anterioridad.
Gema Pintiado 4B
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