El evento mundial del móvil, se celebra en Barcelona... De momento. En las llamadas de operadores y fabricantes de smartphones, como en tantas otras, hay una conversación recurrente en los últimos días: los estallidos de violencia que se apoderaron de las últimas manifestaciones independentistas. Entre los posibles daños colaterales, se cuentan los 473 millones de euros y 14.000 trabajos temporales que genera cada año el Mobile World Congress (MWC).
La organización minimiza «Hay un compromiso firme de realizar el MWC en Barcelona hasta 2023, con un contrato plurianual de cinco años. Ahora deberíamos renovar el período de 2023 a 2028. Empezaremos a hablar de este tema a finales del año que viene o principios de 2021».
El 19 de noviembre, el patronato se reúne. El próximo febrero se levantará la abrumadora infraestructura en la Fira de Barcelona -«habíamos pagado por los espacios de la edición de 2020 antes siquiera de que terminara la de 2019», cuentan desde una empresa de telefonía-, pero son varias las voces que advierten de que los episodios de violencia van a poner a prueba la paciencia de GSMA -«2020, vale, pero ¿y los siguientes», plantea un directivo de un fabricante-. GSMA ha confiado desde 2006 en Barcelona.
«GSMA siempre nos ha pedido cuidar dos cosas: la seguridad y la movilidad», reconoce Grau. Los choques con la policía y el colapso de infraestructuras como la del aeropuerto del Prat amenazan, por tanto, la continuidad. El último MWC reunió a 109.000 visitantes de 198 nacionalidades, 7.900 de estos con el puesto de CEO. «El MWC tiene entre dos y cuatro veces más impacto que otros eventos similares. En Los Ángeles se reúne a entre 25.000 y 30.000 congresistas; en Shanghai, entre 50.000 y 60.000», recuerda Grau: «Factores geopolíticos, como la batalla comercial de EEUU y China, han hecho que Europa sea un punto de encuentro en el que los inversores de uno y otro lado se sienten cómodos».
María Rabazo, 4ºA
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